Menores secuestradas en las narices de la Policía Nacional, violadas e incluso asesinadas, como el reciente caso en San Juan de Lurigancho, o pasajeras ultrajadas por choferes de servicios de taxis que no investigan sus antecedentes delictivos. Ciudadanos asesinados en las puertas de sus casas o lugares públicos a manos de sicarios, en muchos casos en relación con mafias o narcotráfico. Robos a mano armada en la vía pública en que jóvenes y adultos pierden la vida por un celular. Asaltos relámpago a agencias bancarias a plena luz del día.
Ese es el pan del día hoy, no solo en Lima y Callao, sino en todo el país. Pero ¿cuál es el mapa de la violencia delictiva en el Perú, de cara a las elecciones regionales y municipales? Pues, aunque se trata de un problema nacional, las regiones, provincias y distritos deben plantearse también el asunto de la seguridad ciudadana, a fin de establecer planes y coordinaciones que pongan a buen recaudo a sus vecinos.
–RANKING DE HOMICIDIOS–
No se ponen de acuerdo las distintas mediciones al respecto. De acuerdo con las cifras más actualizadas del Sistema Integrado de Estadísticas de la Criminalidad y Seguridad Ciudadana, del INEI (2016), el índice de homicidios y muertes violentas asociadas a hechos delictivos y dolosos estuvo encabezada por la provincia de Lima, con 648 muertes, seguida de La Libertad (175) y la Provincia Constitucional del Callao con 131.

Sin embargo, cuando se plantea la densidad criminal: el número de homicidios de este tipo por cada cien mil habitantes, el horizonte cambia y es Tumbes y Madre de Dios quienes encabezan las estadísticas, con 22,9 y 22,8, respectivamente. Lima Provincias y Callao siguen con 14,3 y 12,7, seguidas de lejos por la provincia de Lima, con un índice de 7,2.
En ese mismo sentido también hay mediciones distritales de todo el Perú, que encabeza el Cercado del Callao con 70 muertes, seguido de San Juan de Lurigancho (65), San Martín de Porres (58), Los Olivos (47), Comas (40), Cercado de Lima (39), Independencia (39), El Porvenir (La Libertad, 37), Trujillo (La Libertad, 35), Chimbote (Ancash, 34), entre otros.
Medida la incidencia por cada cien mil habitantes, el distrito limeño de Independencia encabeza la lista con 17,8, Cercado del Callao (17,2), La Victoria (15,4), El Agustino (15,0), Cercado de Lima (14,5) y Los Olivos (12,4).
Recuérdese que, por esta razón, hace unas semanas el alcalde del distrito chalaco de Ventanilla, Omar Marcos, solicitó al Gobierno Central que se declare nuevamente el estado de emergencia en el primer puerto: solo en el primer mes de 2018 cuatro personas habían sido asesinadas por sicarios en Ventanilla (un delito que a 2016 era de muy baja incidencia en ese distrito), y 25 fueron asesinadas a manos de sicarios durante 2017 “debido a la sangrienta guerra por el tráfico de terrenos, la comercialización de drogas y el control de las organizaciones de construcción civil”, dijo el alcalde.
–LA ERA DE LOS RAQUETEROS–
Más recientes son las cifras sobre robos. Específicamente en Lima y Callao, fueron la Policía Nacional y el Ministerio Público a través del Observatorio de la Criminalidad quienes hace pocas semanas ofrecieron la foto de esta modalidad criminal, proveyendo un récord de los diez distritos más peligrosos.
De acuerdo con esta medición, existe un incremento criminal en la capital y el primer puerto que sigue una tendencia en América Latina.

A la cabeza del ranking se encuentra el Cercado de Lima, que presenta el 22,1 por ciento de los robos del binomio Lima y Callao. Le siguen los distritos de San Juan de Lurigancho (8,3 por ciento), Cercado del Callao (8,1 por ciento), Ate Vitarte (6,2 por ciento), San Martín de Porres (5 por ciento), Villa El Salvador (4,2 por ciento), Santa Anita (3,3 por ciento), Villa María del Triunfo (3,2 por ciento), San Juan de Miraflores (3,2 por ciento), El Agustino (3,2 por ciento).
De los robos de 2017 en Lima y Callao, unos 881 fueron de autos, de ellos 10,4 por ciento en Comas, 9,1 en San Martín de Porres, 7,3 en Los Olivos, 6,9 en San Juan de Lurigancho, 5,9 en Villa El Salvador, 5,0 en San Juan de Miraflores, 4,9 en Ate, 4,7 en Carabayllo, 4,5 en Santiago de Surco y 4,0 en Chorrillos.
Siguen atrás: Villa María del Triunfo (3,6 por ciento), Puente Piedra (3,0), San Borja (2,8), Santa Anita (2,6), Miraflores (2,4), Independencia (2,0), El Agustino (1,9), La Molina (1,8), La Victoria (1,7), San Luis (1,7), Surquillo (1,7), Cercado de Lima (1,6), Lurín (1,2), Jesús María (1,2), Magdalena (1,1), Pueblo Libre (1,0), Rímac (1,0), San Miguel (0,9), San Isidro (0,8), Lince (0,7), Breña (0,6), Barranco (0,5), Pachacámac (0,5), Ancón (0,4), Punta Negra (0,2), Cieneguilla (0,1) y San Bartolo (0,1).
Los días preferidos por los delincuentes para robar autos son los viernes y sábados (16 y 17 por ciento, respectivamente), con mayor frecuencia entre 8 y 10 de la noche (13 por ciento). Prefieren los autos Toyota (31 por ciento), Nissan (27), Hyundai (10), Kia (7) y Chevrolet (4).
El raqueteo es otra modalidad de robo que ha crecido mucho en Lima y Callao: las detenciones han ido creciendo desde 2013 hasta presentar en 2017 un aumento del 16 por ciento, desplazando a las bandas de “marcas” que se dedican al seguimiento de víctimas plenamente identificadas y extorcionadas. El raqueteo se presenta con mayor frecuencia en San Juan de Lurigancho (1783 denuncias), La Victoria (1240), San Martín de Porres (995), Cercado de Lima (840) y Surco (586), solo en la primera mitad de ese año.
Los raqueteros se desplazan por la ciudad en autos y motos robados en busca de potenciales víctimas. Roban celulares, carteras y dinero en efectivo.
Tiene relación con esta modalidad que según el reciente Latinobarómetro, Perú ocupe el segundo lugar entre los países en que las personas refieren haber recibido ofertas para comprar objetos robados.
–FEMINICIDIOS A ORDEN DEL DÍA–
Otro tipo de delito contra la seguridad ciudadana que asola el país es el feminicidio. Doce distritos limeños concentran la mayor cantidad de casos, mientras hay otras diez ciudades en que se presentan con una frecuencia impresionante.

Según el Ministerio Público, Lima encabezó los índices en el Perú con 184 casos durante la primera mitad de 2017. La mayor incidencia se presentó en el distrito de San Juan de Lurigancho, con 40 casos, seguido de 21 en Ate, 19 en Comas, 15 en el Cercado de Lima, 14 en La Victoria, 13 en San Juan de Miraflores, 12 en Villa María del Triunfo, 12 en San Martín de Porres, 11 en Los Olivos, 10 en Villa El Salvador, 10 en Santiago de Surco y 7 en Chosica.
Siguieron a Lima en incidencias de feminicidio: Arequipa, Huancayo, Callao, Tacna, Cusco, Huánuco, Huamanga, Chiclayo y Trujillo, en el 90 por ciento de los casos a manos de la pareja, ex pareja o familiar de la víctima. La mitad de los feminicidas tenían entre 18 y 34 años y el 3,2 por ciento entre los 13 y 17 años.
–¿PAÍS DE VIOLADORES?–
Pero las cifras de criminalidad son abrumadoras en lo que a violaciones sexuales se refiere. En 2013, las cifras anuales ascendían a 3764 violaciones sexuales reportadas. Para septiembre de 2017, cuando se produjo el sonado caso de la joven empadronadora violada durante el censo, esa cifra había crecido a 17 000 denuncias anuales. Un promedio de 63 denuncias diarias. Muy cerca de la cifra de 2016: 21 783 denuncias, 9 por ciento más que en 2015.
Hoy no termina de estremecer al Perú la violación y muerte de una menor de 11 años a manos de un soplón de la Policía, secuestrada en la puerta de la propia comisaría, y del embarazo y parto de otra por parte de su propio padre, cuando ya se da cuenta de un nuevo delito similar a manos del propio hermano de la víctima, una niña de 10 años. Sin mencionar a las mujeres que denuncian al alcalde de un distrito arequipeño o las que se van conociendo tras el crimen del denominado “monstruo de la bicicleta”.

El año pasado, la región Lambayeque presentaba 842 nuevos casos, que se podrían sumar a los 482 presos por violación sexual y tocamientos indebidos del Penal de Chiclayo, mientras que la Policía busca a 60 prófugos por los mismos delitos.
En ese sentido, Lima es la ciudad con mayor cantidad de denuncias por violación: a septiembre de 2017 se contabilizaban 6205, unas 22 denuncias por día. Lima Cercado y Lima Este (San Juan de Lurigancho, Santa Anita, Ate, El Agustino), registraban 3281 denuncias; Lima Norte (Comas, San Martín de Porres, entre otros), 1657 denuncias; y Lima Sur (Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, Chorrillos, entre otros distritos), 1267 denuncias. Un 70 por ciento de las víctimas fueron menores de edad (entre 13 y 17 años), 90 por ciento mujeres, 60 por ciento en el propio hogar y 40 por ciento a mano de sus propios familiares: tíos, padres o padrastros.
Lo terrible es que para fines de 2017, 392 acusados de violación que figuraban en el Programa de Recompensas del Ministerio del Interior (Mininter) aún estaban libres.
Por esa razón, el último ránking de Thomson Reuters Foundation señaló a Lima como la quinta megaciudad en el mundo “más peligrosa” para las mujeres, apenas superada por El Cairo (Egipto), Karachi (Pakistán), Kinshasa (Congo) y Delhi (India), tomando en consideración el número de casos de violencia sexual, el acceso a la salud, las prácticas culturales y las oportunidades económicas.
–MÁS INVERSIÓN, MÁS SEGURIDAD–
Con las elecciones regionales y municipales a la vista, es indiscutible que más allá del rol del Gobierno central, el nivel de inversión en seguridad de los gobiernos subnacionales es directamente proporcional al nivel de seguridad de los ciudadanos.
Eso se ve con mucha claridad en los distritos de Lima. El informe anual de Seguridad Ciudadana del Instituto de Defensa Legal (IDL) señaló que de los cinco distritos con más denuncias por delitos: San Juan de Lurigancho (4026), Cercado del Callao (3725), Comas (3482), La Victoria (3450) y Cercado de Lima (3003), tres invierten menos de 20 soles por habitante en materia de seguridad: San Juan de Lurigancho (7 soles), Comas (13 soles) y Callao (17 soles).
El caso de San Juan de Lurigancho es dramático: a pesar de ser el distrito más poblado de Lima, tiene solo 10 puestos de vigilancia, 36 cámaras operativas, 12 unidades vehiculares y 409 efectivos de Serenazgo para más de un millón de pobladores. Mientras 12 distritos de Lima y Callao tienen más de 100 cámaras operativas, hay cinco que al iniciar 2017 no tenían ninguna: Cercado del Callao, Carabayllo, Punta Negra, Villa El Salvador y Breña.
Otro aspecto que revela la relación de inversión y seguridad es la evaluació del tiempo de capacitación que reciben los agentes de Serenazgo antes de salir a patrullar las calles: el municipio de Carmen de la Legua-Reynoso (Callao) destina menos de una hora de capacitación; y Punta Negra, El Agustino, Santa Rosa, Cieneguilla y Carabayllo invierten menos de cinco horas; mientras San Isidro da una formación previa de 436 horas a sus serenos.
Un vistazo apenas a las principales preocupaciones sobre seguridad ciudadana en Lima, el Callao y el país, que las nuevas autoridades subnacionales deberán atender en sus campañas y en sus gestiones.
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