“No creí en las acusaciones. Por esto, asumo la responsabilidad política que me toca. Esto me deja muchas lecciones, la primera, que la corrupción está en todas partes y que debemos estar alerta siempre, sin importar el tinte político. Toca ahora averiguar quiénes fueron, porque ellos y ellas deben dar la cara y responder por esto”.
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Quien hizo este “mea culpa” fue la exregidora y hoy congresista socialista Marisa Glave tras el destape sobre el pago de tres millones de dólares por parte de Odebrecht y OAS a la campaña del NO a la revocatoria de Susana Villarán, que de acuerdo con las declaraciones tanto de Valdemir Garreta como de Jorge Barata, involucrarían directamente a la propia exalcaldesa.
Con su declaración, la congresista sintetiza lo que otras figuras de la política, el arte, la cultura y el periodismo afines a la izquierda socialista, o identificados con lo que se denomina la “izquierda caviar”, intentan construir como una disculpa desesperada: lo hicimos de buena fe, no sabíamos nada.
–NO PUDIERON NO HABER SABIDO–
¿De tanta ingenuidad adolece un sector político e intelectual que presume de muy ilustrado y ser la conciencia moral del país, que salió muchas veces a las calles a lavar banderas indignado con la corrupción de los años noventa, presuntamente consciente del enorme daño que este ocasiona a una sociedad, convencido de que quienes reciben dineros malhabidos nunca lo hacen solos y que los gobernantes y su entorno nunca pueden excusarse con la buena fe, que no pueden no haber sabido, sobre todo si las denuncias al respecto estaban a la orden del día?
“Yo puse la cara y el pecho por la campaña del NO y me siento profundamente decepcionada al saber que fue financiada con dinero sucio”, lloriquea ahora Mónica Sánchez. “En casos investigados por corrupción la diferencia es quién se corre y quién no. Quién da cara y quién no. Quién manipula o presiona a la justicia y quién no. Tolerancia cero a la corrupción y la impunidad. Caiga quien caiga”, se envalentona Indira Huilca. Cuatro años tarde.
Si. Yo puse la cara y el pecho por la campaña de NO y me siento profundamente decepcionada al saber que fue financiada con dinero sucio.
Nunca recibí un sol, espero se investigue a los responsables y se asuman las concecuencias. #NoALaCorrupción #NoALaImpunidad— monica sanchez (@21Cordeliamar) 22 de noviembre de 2017
Pero, ¿qué posibilidades reales existen de que quienes rodearon política y mediáticamente a Susana Villarán en la campaña contra la revocatoria estuvieran tan ciegos a los indicios que saltaban a la vista, o más bien se hicieron los de la vista gorda, demasiado cómodos con la disposición de tan enorme cantidad de recursos para enfrentar a sus adversarios?
Al fin y al cabo, parece ser principio filosófico de este sector aquello de que el fin justifica los medios, y praxis política la ley del embudo, según ha demostrado, por ejemplo, con su renuencia a referirse al gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura. Claro: atropellos, abusos, corrupción, delitos y hasta crímenes de lesa humanidad se suavizan cuando se cometen en nombre del ideal socialista. El doble rasero de la “reserva moral” se desborda en la declaración de Glave: “Creí que era imposible que hubiera corrupción en una gestión que precisamente enfrentaba la corrupción”.
¿Imposible? ¿De veras? Como señala Mabel Huertas en un tuit, comentando una publicación de esta congresista, ex mano derecha y defensora acérrima de Villarán: “Qué inocentes y candorosos han resultado algunos políticos. Mientras muchos se preguntaban de dónde salía el dinero para semejante campaña, en la interna ¿ni siquiera lo cuestionaban? ¡Ya pues!”.

Quizás convenga recordar, por eso, quiénes y cómo participaron de ese enorme montaje que fue la campaña del NO, para no olvidarlos jamás.
–OPERADORES POLÍTICOS–
Impedida como estaba Susana Villarán por el JNE de realizar campaña, al frente del equipo político en que estaban Glave, Augusto Rey, Gabriel Prado, Gustavo Guerra García y Ricardo Giesecke, entre otros, colocó a Anel Towsend. Una experiodista que ha tenido transformaciones políticas camaleónicas sin que se le mueva un músculo de la cara, y resulta que siempre en entornos que luego se han visto comprometidos en denuncias por corrupción. ¿Mera coincidencia?
Aunque llegó al Congreso con Javier Pérez de Cuéllar –el padrino de Ollanta Humala, diplomático a quien Alejandro Toledo aguó la fiesta de la candidatura única contra Fujimori en 1995–, trepó luego a las filas de Perú Posible, convertida en mano derecha de Toledo, en el Congreso primero, como ministra de la Mujer después, emparejada con Guillermo “Willy” Gonzales Arica, entonces vocero del prófugo expresidente. Y después de cubrir provisionalmente a la Villarán, dio el salto triple mortal a una piscina llena de plata como cancha, mano derecha electoral de César Acuña, aunque después lo abandonó.
Vaya círculo, ¿no? ¿Tampoco les produjo a Glave y compañía ninguna sospecha esa sinuosa trayectoria? No se olvide que como coordinadora del comité de campaña por el NO, fue Anel Towsend quien se comprometió, según la propia Villarán, a entregar las cuentas de la campaña. Lo hizo, pero las cuentas ahora no cuadran. ¿Dirá también que no sabía nada o será por eso que la exalcaldesa evitó criticarla cuando pasó a filas de Acuña, y señaló que “Lima tiene una deuda con Anel”?

A la sombra, que es el territorio en que se desenvuelve mejor, se encontraba Salomón Lerner Ghitis. Igual que Anel Towsend, el empresario ha surfeado las aguas políticas peruanas con una destreza impresionante.
Trabajó para Velasco en el negocio del pescado, fue viceministro de Morales Bermúdez, estuvo en el directorio de Frecuencia Latina tomada por los Winter, saltó de manera espectacular a Transparencia, igual que Anel Towsend apoyó a Toledo, presidió Cofide y según un audio fue el emisario del presidente para presionar bajo amenaza judicial a los hermanos Wolfenson para que cambien la línea opositora de su diario La Razón, luego apoyó la campaña de Humala contáctandolo con el publicista Luis Favre y fue su primer ministro.
Como dirigente del Frente Amplio de Izquierda, apoyó a Susana Villarán y reconoció haberle presentado a Favre, además de estar involucrado en los manejos financieros de la campaña por el NO. “Soy uno de los que aportantes, no el principal. Hay otros empresarios, también profesionales y simpatizantes que nos dan aportes, pero eso se revelará en el momento oportuno, todavía no lo es”, dijo al diario El Comercio. ¿Ya lo será ahora, ya podrá decir lo que sabe? Hoy preside el movimiento político Ciudadanos por el Cambio y se le sindica como el nexo entre la exalcaldesa y Odebrecht.
Muchos caminos que se cruzan, ¿no?
–OPERADORES MEDIÁTICOS—
Más conocido es el trabajo que realizaron para la campaña del NO diversas personalidades relacionadas con la cultura, el deporte y el arte popular. Junto con Mónica Sánchez, prestaron su imagen para impulsar esta causa: Christian Thorsen, Gustavo Bueno, Magaly Solier, María Paz ‘Pachi’ Valle Riestra, William Luna, Julio Andrade, Amanda Portales, Eusebio “Chato” Grados, Pepita García Miró y Julio Pérez (vocalista de La Sarita), Claudia Cisneros, la recientemente fallecida Claudia Dammert, William Luna, Jason Day, Kina Malpartida y Amanda Portales.
Además, Anel Towsend se preciaba de haber reunido a una treintena de líderes de opinión en torno de su campaña “Rostros y voces por el No, en defensa de Lima”, muchos de los cuales manifestaron su identificación con esta causa considerándola una “lucha contra la corrupción”. Aparecen en ese listado Fernando Rospigliosi, Max Hernández, José Tola, Julio Pérez, Gonzalo Rodríguez Larraín, José Ugaz, Antonio Zapata, Isabel Álvarez, Jeanette Emanuelle, el finado Fernando de Szyszlo, Ramiro Llona, Diógenes Alva, Santiago Roncagliolo, Víctor Delfín, Salomón Lerner Febres, Mario Huamán, entre muchos otros.

Hoy, algunos han marcado distancia con Villarán y se manifiestan decepcionados con ella. Dato ¿curioso?: Lourdes Flores Nano, Alejandro Toledo, Luis Bedoya Reyes, Pedro Pablo Kuczynski, también respaldaron a la Villarán pese a todos los cuestionamientos sobre la millonaria campaña.
Sin embargo, el diario El Comercio reveló un año después que de acuerdo con el portal de Transparencia del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), “la Municipalidad de Lima contrató los servicios de diversos actores, cantantes y hasta una periodista por miles de soles para actividades propias del municipio”. El Comercio menciona: “Lo curioso es que muchos de los ‘beneficiados’ participaron activamente en la campaña de revocación junto a la hoy aspirante a la reelección”.
Los aludidos negaron la relación entre los beneficios recibidos y el apoyo que habían dado a la campaña. ¿También debemos ser ingenuos, como reclama Marisa Glave?
No obstante, sobre la presentación de personajes que hizo Anel Towsend, el diario La República –principal bastión mediático de esta campaña–, señalaba sarcástico: “Para los incrédulos, (Anel) informó que el financiamiento de la campaña es autogestionario con el aporte de ciudadanos que se sienten identificados”. ¿Estaba entre esos ciudadanos Jorge Barata de Odebrecht? Luego, el 17 de marzo, en su evaluación final de la campaña, el diario aseguró: “De esta manera, se convocaron a personajes de reconocida solvencia moral para respaldar a la alcaldesa de Lima, además de una intensa campaña en medios con spots televisivos, avisos en diarios y paneles”.
Efectivamente, este diario, al alimón con un puñado de periódicos digitales, tomó como suya la campaña. Lo acompañaron en esa tarea, por ejemplo, la Revista Ideele. Todos de una evidente línea de izquierda, marcan distancia ahora también con Villarán. Hoy IDL Reporteros, del Instituto de Defensa Legal (IDL), publica un prolijo reportaje sobre las revelaciones que hizo Jorge Barata sobre la exalcaldesa. Sin embargo, en aquellos días, la Revista Ideele (del mismo instituto), publicaba extenso artículo contra la revocatoria, escrita por el exministro de Justicia del toledismo Baldo Kresalja. La presentación de Ideele destaca: “El autor desentraña de manera amplia, minuciosa y con mucha lucidez, todos los aspectos que rodean a la revocatoria, dialogando en su texto, con distintos analistas políticos”.
En el artículo se lee, por ejemplo: “Pues, aunque no lo diga directamente, lo que sugiere Meléndez en su comentario es que Villarán debe ponerse de acuerdo con los personajes, las empresas y los poderes fácticos que nos han inundado de corrupción y de inconsistencia política durante los últimos años, y no sólo en Lima sino en todo el Perú; porque sólo de esta manera podía llevar adelante sus ideas y propuestas concretas. Con lo cual, parece creer Meléndez, para obtener éxito es preciso antes embarrarse”.
Quizás convenga también, aplicar al entorno de Susana Villarán y todos cuantos apoyaron su millonaria campaña por el NO, lo que esta declaró en su momento sobre Keiko Fujimori: “No K-maleón. No nos engañas. Tu pasado es lo único que puedes ofrecer en el futuro. Porque tu silencio y aquiescencia durante esos ocho largos años de Primera Dama y tu silencio aún mayor durante tu insignificante paso por el Congreso y por la política peruana sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas por tu padre y Montesinos, te convierten en cómplice”.

–MORALEJA—
Son solo algunas de las aristas en esta “crónica de una corrupción anunciada”, que demandan a la ciudadanía una actitud mucho más precavida, sobre todo de cara a las elecciones regionales y municipales del 2018, aunque también de las presidenciales de 2021.
Marisa Glave anuncia que tomará lecciones de esta experiencia… Ojalá lo haga, pero que aprenda lejos de las responsabilidades públicas, porque si ella representa a la “reserva moral” del país y la vigilancia contra la corrupción, y tuvo a la madre de las corrupciones de la última década en sus narices y debemos creerle que no la supo ver, que nunca supo nada, entonces es evidente que este sector político no cuenta con las credenciales para administrar ni un club de barrio.
En realidad, quienes debemos obtener enseñanzas somos los electores y ciudadanos de a pie, sobre todo frente a tendencias y movimientos que primero lavan banderas y luego pretenden lavarse las manos.
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