Es muy curiosa –y por momentos, patética– toda la discusión que ha desatado el proyecto de ley 2133 presentado por el congresista Mauricio Mulder, titulado Proyecto de Ley que Regula el Gasto de Publicidad del Estado Peruano.
Lo primero que sorprende es que el documento se titule de esa manera. Porque en realidad, no pretende regular el gasto, sino prohibirlo. Ya existe una ley que regula esa inversión, la 28874, fechada en julio de 2006.
Dicha norma, que Mulder pide derogar, establece una serie de mecanismos para evitar mucho de lo que el congresista manifiesta como sustento de su propuesta. Aunque él quiere ir mucho más allá: su proyecto propone lo que el refrán, “muerto el perro, se acaba la rabia”.
Cerrado el caño de la publicidad, no más ganancia a río revuelto. Pero no es tan simple…
Justo un ejemplo en La República de hoy de un importantísimo aviso del Estado a 1/4 de pag. (unos 60 mil), en la misma página donde critican mi proyecto pic.twitter.com/jNsZOmZKxl
— Mauricio Mulder (@Mauriciomulder) 17 de noviembre de 2017
–RESUCITÓ EL DEFENSOR–
Lo segundo que sorprende es la variedad de voces en el concierto de quienes se oponen al proyecto y quienes lo respaldan.
Entre los que han salido a defender la inversión en publicidad estatal se cuenta nada menos que el Defensor del Pueblo. Cuando uno imaginaba que no existía ya ese cargo, Walter Gutiérrez asoma desde las profundidades del silencio para cuestionar el proyecto.
“Afecta el derecho a la información, porque los ciudadanos tienen el derecho a conocer qué es lo que sucede en la gestión pública, cuáles son los problemas que tiene el país en salud, educación, las políticas públicas, los problemas de nutrición, y el Estado tiene la obligación de informarlo”, dice.
Prohibir que se utilicen los medios privados es un error, y pretender que solo se utilicen las #RedesSociales implica desconocer lo que el @INEI_oficial establece, que cerca del 40% de la población no accede diariamente a Internet y esto es más sensible en los sectores rurales.
— Walter Gutiérrez C. (@WGutierrezPE) 19 de noviembre de 2017
En buena cuenta, el Defensor del Pueblo expone la tesis de que si el Estado no paga publicidad en los medios de comunicación, los ciudadanos vivirán a oscuras sobre la realidad nacional. Como si no la conocieran de primera mano.
Habla de 40 por ciento que no accede a internet, pero ¿y el 60 por ciento que sí lo hace?
–A FAVOR Y EN CONTRA–
Contra el proyecto han surgido también las voces de instituciones que, como YPIS y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), están íntimamente ligadas a los principales grupos periodísticos del país o juegan en pared con ellos.
Obviamente, también estos medios dedican páginas enteras a desacreditar la propuesta de Mulder, restregándole la inversión en publicidad estatal de casi medio millón de soles durante el régimen aprista.
Asimismo, el Colegio de Periodistas, que preside Max Obregón, se ha manifestado contra la prohibición, señalando que evidenciaría una intención de castigar a medios adversos.
En la otra orilla, quienes defienden la iniciativa parlamentaria que ha dividido a la bancada de la estrella, aparecen principalmente en las redes sociales y en la bancada fujimorista. Entre los primeros se cuentan figuras del periodismo novel y veterano ajenos a los medios de comunicación. Entre los segundos, a congresistas como Rosa Bartra.
— PREGUNTA DE FONDO–
Pero la pregunta de fondo es si en realidad el Estado requiere de los medios de comunicación para cumplir con su tarea de difundir sus mensajes de interés público, o si, como señala Mauricio Mulder, con las páginas web y redes sociales bastaría.
Solo hay una forma de saberlo: conociendo cuál es específicamente el público objetivo de cada comunicación y cuál es el alcance real de los medios, tradicionales y alternativos.
En otras palabras, si como dice el defensor del pueblo lo que está en juego es la “libertad de información” de los ciudadanos, es necesario verificar que efectivamente los medios contratados por el Estado para publicitar sus mensajes sean los que llegan a las audiencias correspondientes.
–INTERNET SEGÚN INEI–
De acuerdo con las cifras de penetración de la internet y la brecha digital en el Perú, tanto en los ámbitos urbanos como rurales, aunque las tendencias son las más bajas de la región, son masivamente significativas.
El defensor habló de las cifras de INEI. Veamos qué dicen estas. Señalan, por ejemplo, que para 2015, el uso de internet llegaba a 64,2 por ciento en Lima Metropolitana, 42,5 por ciento en el resto urbano (sin Lima Metropolitana) y el 13,4 por ciento de la población rural.
Pero en su misma página, INEI hace más revelaciones interesantes: a nivel nacional, 87,5 por ciento de los hogares del país acceden a telefonía móvil, el 36,2 a televisión por cable, el 31,7 tiene computadora, el 24,1 conexión a Internet y el 23,4 de los hogares tiene teléfono fijo.
Según la consultora PwC, en lo que respecta a la penetración de internet móvil, a través de smartphones, a 2016 esa cifra se encontraba en 43,1 por ciento de peruanos, y para 2021 prevé un alcance del 67,8 por ciento.
Por otro lado, según cifras de 2017, unos 19 millones de peruanos se conectan a Facebook mensualmente, 18 millones de ellos mediante un celular, con el 80 por ciento de usuarios activos. Diariamente, se registran 12 millones de usuarios, de los cuales 11 millones se conectan mediante un smartphone.
–EL MISTERIO DE LOS TIRAJES–
La pregunta es entonces, ¿y cuál es el alcance de los medios tradicionales? Sin duda, la televisión compite todavía con la internet en penetración, pero ¿y los diarios y revistas?
Ese suele ser un misterio, porque desde hace varios años los tirajes y la circulación no se publican y fueron reemplazados por el concepto de “lectoría”, el cual asume que por cada comprador hay cuanto menos cinco lectores en cada hogar. Muy conveniente…
No obstante, según el Estudio de la estructura del mercado de la prensa escrita, de Jorge Fernández Baca (PUCP), publicado en 2014, el tiraje total de diarios en todo el Perú, incluyendo Lima Metropolitana, bordeaba apenas los 2 millones de ejemplares diarios.

A pesar de eso, según un estudio encomendad a CPI este año, solo en Lima habría 6 millones de lectores. ¿De dónde sale esa cifra si se sabe que la venta de diarios no ha crecido sino todo lo contrario? Pues de ninguna estadística o reporte de ventas, sino de ¡una encuesta!
No se entiende para qué una encuesta si se supone que cada diario sabe cuánto vende, ¿o no?
–LA REGULACIÓN YA EXISTE–
Entonces, considerando que redes sociales como Facebook admiten la inversión en publicidad, infinitamente más barata que en televisión o en diarios, ¿es tan descabellada la propuesta de Mauricio Mulder y tan justificada la protesta contra ella?
De fondo, propiamente no.
De forma, se puede admitir que la ley 28874 que se pretende derogar, aunque requiera modificaciones para incluir a las plataformas digitales (solo contempla publicidad en prensa, radio y televisión), podría sin problemas dar tranquilidad al congresista y a los ciudadanos peruanos, porque contiene mecanismos para frenar el favoritismo que se sospecha.
Por ejemplo, el inciso C del artículo 4 menciona que debe existir una “Propuesta y justificación técnica de la selección de medios de difusión de acuerdo con el público objetivo y la finalidad que se quiere lograr, la cobertura, duración de la campaña, equilibrio informativo e impacto de los mismos”.
Y explica la razón: “Deberá sustentarse técnicamente la razón por la que una determinada entidad o dependencia eligió a determinados medios de manera preferente, para no dar lugar a situaciones que privilegien injustificadamente a empresas periodísticas determinadas”.
Mecanismos hay. Lo que sucede es que no hay quién le ponga el cascabel al gato.
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